En el siglo XIV, Aviñón era la ciudad más importante de Europa: era la sede de la Iglesia católica y estaba representada de forma espectacular por el Palacio de los Papas, el mayor edificio gótico del mundo.
De esta época procede el magnífico paisaje urbano de Aviñón, con sus edificios góticos y renacentistas, hoy protegidos por la UNESCO.
El puente Saint-Benoît, por ejemplo, ocupa un lugar especial en la cultura francesa, y sus numerosos museos de arte e historia harán las delicias de los curiosos durante días.
Descubre las mejores cosas que hacer en Avignon:
1. El Palacio de los Papas
La enormidad del Palacio de los Papas del siglo XIV sólo se hace evidente cuando se ve con los propios ojos.
Para que te hagas una idea de su tamaño, hay cuatro catedrales góticas y puedes visitar 24 salas durante tu visita.
Es el principal patrimonio mundial de la UNESCO en Aviñón y uno de los edificios históricos más famosos y valiosos de Francia.
Utiliza la audioguía para conocer la historia y visita los pisos papales, cuyas paredes están decoradas con frescos pintados hace casi 700 años por el artista gótico Matteo Giovanetti.
2. Puente Saint-Bénézet
Este mítico puente, conocido por todos como el Puente de Avignon, data de finales del siglo XII y conecta Francia con el territorio papal.
Se construyó al final de un recodo del Ródano para evitar la exposición a las fuertes corrientes del río.
El puente tenía originalmente 22 arcos, de los que se conservan cuatro, y tenía 915 metros de largo, una longitud inusual para la época en que se construyó.
A lo largo de los siglos siguientes, el puente fue dañado por las inundaciones y reconstruido hasta que fue destruido por una catastrófica inundación en el siglo XVII.
Lo que queda es magnífico y se puede ver la torre de vigilancia que custodiaba el cruce, la estación triturada en el extremo oeste, la Tour Philippe le Bel y la capilla de San Nicolás sobre el segundo arco.
3. Plaza del Palacio
El amplio espacio abierto adyacente al Palacio de los Papas no es casual.
Fue construido por el Papa Benedicto XII a principios del siglo XV, cuando las sinuosas calles que rodeaban el palacio fueron demolidas para realzar la grandeza del edificio.
En la plaza se puede ver el palacio, el Petit Palais renacentista, la catedral románica de Aviñón y el Hôtel des Monnaies, reconstruido en estilo barroco en 1619.
4. La Colección Lambert
La Colección Lambert fue fundada en el año 2000 por Yvon Lambert como uno de los nuevos museos de arte de Aviñón para exponer las obras que donó al gobierno francés.
Las galerías se encuentran en dos magníficos hoteles del siglo XVIII.
El museo se amplió considerablemente en 2009, cuando Lambert donó 560 obras, la mayor donación de arte a Francia desde la donación póstuma de Picasso en la década de 1970.
El arte contemporáneo está representado: fotografía, vídeo, pintura y escultura desde la década de 1980 hasta los últimos años, de artistas como Cy Twombly, Anselm Kiefer y Niel Toroni.
Las exposiciones temporales se presentan en el Hôtel de Caumont, mientras que el Hôtel de Montfaucon alberga la colección permanente.
5. Plaza del Reloj
La plaza principal de Avignon alberga el ayuntamiento y la ópera.
La plaza del Reloj debe su nombre a la torre gótica del reloj de Avignon, pero es difícil de ver porque está oculta tras los nuevos edificios neoclásicos del ayuntamiento.
En verano, casi la mitad de la plaza del Reloj está ocupada por las hileras de restaurantes que la bordean.
Hay un carrusel para niños, y en diciembre se celebra una fiesta de Navidad frente al ayuntamiento.
La mejor época para visitarla es en julio, cuando el festival de teatro OFF celebra actuaciones públicas bajo los plátanos de la plaza.
6. Basílica de San Pedro de Avignon
Según la tradición local, el predecesor de esta iglesia fue destruido por los moros en el siglo VII.
El actual edificio gótico fue erigido en 1300, durante el reinado de Inocencio IV, quinto Papa de Aviñón.
Antes de entrar en el edificio, tómate tu tiempo para admirar los monumentales claustros de madera tallados en nogal por Antoine Vollard en 1551.
El interior alberga un tesoro de obras de arte, como la sillería del coro dorada del siglo XVIII, pinturas renacentistas y barrocas y reliquias del siglo XV de San Pedro de Luxemburgo, con su túnica y sombrero de cardenal.
7. Pequeño tren
Si no te importa que todo el mundo sepa que eres un turista, el tren en Aviñón es una buena manera de ver los principales lugares de interés y orientarse en una ciudad que puede resultar confusa para quienes la visitan por primera vez.
El paseo dura unos 40 minutos e incluye el famoso puente, las encantadoras calles y barrios del centro, el Rocher des Maisons en la orilla izquierda del Ródano y, por supuesto, el Palacio Papal.
El tren es popular entre los turistas mayores, las familias con niños pequeños y los que tienen poco tiempo libre.
8. Isla de Barthelasse
Con 700 hectáreas, la Isla de Barthelasse es una de las mayores islas fluviales de Europa.
Forma parte de la ciudad de Aviñón y está conectada a ella por el puente Daladier, aunque lo mejor es tomar el ferry gratuito que cruza el Ródano.
La isla está formada en su mayoría por pacíficos huertos y sólo unas pocas casas, ya que está sujeta a inundaciones catastróficas varias veces al siglo.
El punto más alto de la isla es de sólo 18 metros, por lo que la isla Barthelasse es propensa a las inundaciones, pero es muy agradable de explorar sobre dos ruedas.
En verano, alquila una bicicleta, haz un picnic y pasa unas horas junto al Ródano.
9. Museo Calvet
El Museo Calvet, abierto al público desde hace más de 200 años, se creó cuando Esprit Calvet, médico y coleccionista local, donó sus obras de arte, su biblioteca y su gabinete de curiosidades a la ciudad de Aviñón.
Esta variada colección se ha enriquecido desde entonces con las donaciones de numerosos mecenas e incluye arqueología antigua, bellas artes, una amplia gama de artes decorativas y objetos etnológicos de Oceanía, Asia y África.
Hay muchas cosas interesantes que ver, pero la mayoría de los visitantes visitan la sección egipcia con su sarcófago, el vaso canopo y la mesa de sacrificios.
10. Calle de los Teintureros
Esta antigua calle que bordea el canal de Vaucluse es simplemente encantadora.
La calle de los Teintureros fue el centro de la industria de hilado y teñido de seda en Aviñón entre 1300 y 1800.
Todavía hay pistas encantadoras en forma de cuatro molinos de ruedas de agua suspendidos en el terraplén junto al agua.
Las hermosas casas de piedra del otro lado del canal están conectadas a la calle empedrada por pequeños puentes, y todo el tramo está sombreado por grandes y viejos plátanos.
Mira la Maison du IV de Chiffre, una de las casas más antiguas de Aviñón, y la casa de Jean-Henri Fabre, el famoso entomólogo del siglo XIX, en el número 14.
11. Museo del Petit Palais
El palacio renacentista más pequeño, situado al norte de la plaza, forma parte del mismo complejo que el Palacio de los Papas.
Si parece una fortaleza, es porque fue una ciudadela durante el Cisma de Occidente que siguió al papado de Aviñón.
El palacio no ha cambiado mucho desde principios del siglo XV, cuando el futuro Papa Julio II lo reconstruyó y añadió sus escudos de armas en la fachada sur, que aún son visibles sobre la entrada.
El Petit Palais es un edificio que alberga 327 cuadros y 600 esculturas de artistas italianos y franceses de los periodos gótico y renacentista.
Casi todas fueron encargadas para las iglesias de los alrededores de Aviñón, muchas de las cuales datan del siglo XIV.
12. Museo Angladon
Jacques Doucet fue un sastre parisino que trabajó a principios de siglo y está considerado como uno de los pioneros del diseño de moda.
A lo largo de su vida, amasó una enorme colección de obras de arte, entre las que se encuentran piezas mundialmente conocidas, como Les Demoiselles d’Avignon de Picasso, que se exhibe en el MoMA de Nueva York.
Los herederos de Doucet crearon este museo en una encantadora mansión de principios del siglo XVIII en el centro de Aviñón, donde se exponen otros cuadros de Doucet.
El museo se fundó en el siglo XVIII para exponer otros cuadros de Doucet. En el palacio se exponen obras de Degas, Cicely, Cézanne, Picasso, Manet, Derain y Modigliani, así como el único cuadro de Van Gogh colgado en la Provenza.
13. Avignon Les Halles
De martes a domingo por la mañana, unos cuarenta comerciantes instalan sus puestos en este hermoso mercado cubierto de la plaza de la Paix.
Si alquilas un piso, no necesitas buscar más para hacer tus compras: encontrarás carne, pescado, frutas y verduras de temporada, así como vino, aceite de oliva, hierbas, quesos y embutidos de toda la región.
Los cocineros caseros deberían visitar el mercado los sábados, cuando cocineros de renombre de la región hacen su exposición.
Podrás verlos trabajar durante sus demostraciones de cocina y, si tienes suerte, podrás incluso probar sus productos.
14 Puente del Gard
Probablemente las ruinas más fotogénicas de la Galia romana se encuentran a 25 km al oeste de la ciudad.
El Puente del Gard es hermoso, pero sorprendentemente sólo es una fracción de un sistema que en su día se extendía a lo largo de 50 kilómetros y descendía sólo 17 metros en el camino de Uzès a Nîmes.
Además, se construyó en sólo cinco años.
El tramo de 275 metros de largo y 50 de alto construido para cruzar el rio Gardon ha fascinado a la gente durante dos milenios y es una visita obligada en Aviñón.
Hay un pequeño museo de historia romana con exposiciones para niños y una película que explica cómo se construyó esta antigua estructura de ingeniería.
15 Les Baux de Provenza
A sólo 30 km al sur de Aviñón, Les Baux de Provenza, uno de los «pueblos más bonitos» de Francia, se encuentra en el encantador paisaje de los Alpes. Se trata de un pequeño pueblo con casas encaramadas en laderas empinadas dominadas por enormes losas de piedra caliza.
Además, está el Château de Beau, una fortaleza en ruinas de 900 años que promete mucha diversión para los niños con sus fieles réplicas de máquinas de asedio.
Tienen el mayor trebuchet de Europa, que lanza misiles durante todo el día en verano.
También está el Carrières de Lumières, una experiencia artística multimedia con las obras icónicas de un artista elegido (en 2016 fue Chagall) proyectadas en las altas caras de una antigua cantera.
